Por Rafael Díaz Canales. Publicada por Manuel Silva. Maggie Lay en su espectáculo “Perfume Nocturno” en el Bar Contramano (Créditos @ojodegata)
Maggie Lay es la única vedette vigente de la época de gloria de los teatros de revista en Chile y la última exponente de un arte que está en extinción, el vodevil. El 17 de mayo celebró sus 50 años de carrera con un espectáculo montado por ella misma en el Bar Contramano del Barrio Bellavista y hoy, en la calidez de su hogar, hace un repaso de su trayectoria artística además del legado que espera dejar.
Maggie Lay se mueve con gracia junto con movimientos delicados cuando habla. De larga y ondulada cabellera blanca, juega con su pelo mientras nos invita a pasar a la intimidad de su casa en el barrio 10 de julio, en Santiago Centro. Entre talleres mecánicos y ventas de repuestos, su hogar aparece como un oasis de color además de calidez entre tanto gris de la ciudad. Nunca confiesa su edad, pero lleva 50 años vistiendo el bikini junto con las plumas para hacer su arte. Comenzó muy joven cantando en bares de la bohemia santiaguina a finales de los años 70 y hoy es la última de su especie.
¿Maggie, cómo haces para mantenerte vigente en un rubro que en Chile es cada vez más escaso?
– “Está en extinción, porque no hay teatros, se acabaron los teatros de revista. Todos le echaron la culpa a los milicos, pero estamos en democracia y no tenemos todavía. Entonces yo soy la quijotada (sic), que busca los reductos y le doy gracias a los chiquillos transformistas que me dan un tiempo en sus locales. Hago matrimonios, que sé yo, de todo un poquito para poder hacer el vodevil, porque que soy la única que lo hace”.
Maggie Lay cantando en el Bar Contramano (Créditos @ojodegata)
“Soy una Quijote, porque soy la última que hace vodevil”
¿Hubo un momento en los inicios de tu carrera en que dijiste “voy a hacer vedette para el resto de la vida”?
– “No, nunca en la vida, mira todo empezó en una fiesta familiar en la Taberna Carrera, que estaba en el centro. Yo tendría ya diecisiete o dieciocho años y toda mi familia me pedía “que cante Maggita, que cante Maggita” y yo canté y después la gente pedía “otra, otra”, pedían otra canción y yo tenía buena voz, muy buena voz y bueno, la cosa es que empecé los fines de semana a trabajar ahí, en la taberna”.
¿Cómo fue trabajar en la industria del espectáculo nocturno siendo tan joven?
– “Yo estaba estudiando, tenía 17 años cuando salí del bachillerato y estaba estudiando enfermería y trabajaba cantando los fines de semana en la taberna y un día me vieron de un teatro que estaba en la calle San Ignacio, el Teatro Humoresque y hablaron con mi mamá para que hiciera una cortina musical y mi mamá dijo que sí, así que yo hacía el doblete, primero era la función en el Humoresque y después me iba a la taberna a cantar. Me acuerdo que en el teatro estaba la Viví Ubilla, ella era bailarina, yo sólo cantaba ahí, y un día faltó la Ubilla, era fallera (sic) y dijeron “¿quién se sabe la coreografía?” y yo dije “yo me la sé” y me pusieron un calzón, un calzón con flecos y ya, ¡nació la vedette! Ahí nació la vedette, en el Humoresque. Entonces, ahí ya no me paró nadie”.
Un día actuando en el Teatro Humoresque, Maggie Lay fue descubierta por Tomás Vidiella, quién apostando por el talento de la joven vedette, la invitó a trabajar en sus montajes Fausto Shock y Cabaret Bijoux. En ese tiempo comenzaron los viajes a otras ciudades y también las apariciones en televisión. Participó en la Vedetón del 78 y un día, cuando estaba trabajando en el teatro de Vidiella, la vio Jorge Pedreros, que era productor del Bim Bam Bum, llegando así al teatro de revistas más importante de Santiago.
Cabaret Bijoux, obra protagonizada por Tomás Vidiella y estrenada en 1976 (créditos: Archivo facultad de artes UC)
“Yo creo que eso fue lo más lindo que he hecho, donde di vuelta la cartelera los últimos años. Yo después cerré el Bim Bam Bum”
La artista vivió los últimos años de gloria de los teatros de revista en Chile y a pesar del cierre de muchos locales, se mantuvo actuando. Trabajó en la televisión con Enrique Maluenda mientras seguía cantando y bailando en bares y espacios del under gay santiaguino, como la discoteque Quasar. En 1990 decide ir a probar suerte a España y terminó quedándose diez años trabajando en Europa, donde vivió su pena más grande, la muerte de su marido. Viajó durante tres años arriba de un crucero cantando por el Mediterráneo, juntó dinero, la estafaron con la compra de una casa en las Islas Canarias para luego volver a Chile en el año 2001 despues de la muerte de su padre, su segunda gran pena.
Al regresar a territorio nacional, Maggie Lay quiso pasar desapercibida un tiempo, estuvo recorriendo el norte en moto para después ir a vivir al sur de Chile. Se compró un auto con el dinero ahorrado y comenzó a trabajar manejando colectivos, primero en Chillán, luego entre Santiago y San Bernardo. Durante ese tiempo continuó actuando como vedette además de cantar en restaurantes de amigos o eventos privados hasta que un día, trabajando con su colectivo, se subió el fallecido Felipe Camiroaga, quién la llevó nuevamente a la televisión a su programa Animal Nocturno. Fue artista permanente del Circo Timoteo por años y cada cierto tiempo monta un nuevo espectáculo para mostrar su arte.
¿Cómo ves el futuro para las vedettes?
– “No hay, no hay tampoco dónde, a no ser que te diga el Club Platinum, qué se yo, pero ya se desvirtúa, porque es diferente. Se desvirtúa porque ya es otra cosa, tienen la platita, no les interesa mayormente el arte porque ganan plata en otra cosa, no llevan la wea adentro (sic) ¿entiendes tú? Qué sé yo. Entonces, no hay dónde donde desempeñarse”.
¿Qué hay en tu futuro laboral, vas a seguir bailando?
– “No, no creo. Voy a cantar. Mira, es que está tan mala la cosa, ¿sabes qué? A veces la cuenta manda. No, en este país de mierda los artistas tienen que estar muy apitutados, entonces, voy a cantar no más, de repente tanguerías, qué sé yo, hoteles. Si salen, salen. Y estoy escribiendo un libro, o sea, ni siquiera, está todo en muchos cuadernos, tengo que editarlo y pasarlo al computador, necesito una persona que me lo trascriba, pero se necesita dinero y va a tomar su tiempo”.
Maggie Lay continuará actuando. Ya no con un bikini y plumas, pero sí cantando. Al momento de esta entrevista, preparaba un show para el Bar Palermo. Actualmente hace clases de yoga para mujeres en su casa, para solventar sus pocos gastos y los de sus fieles compañeros, que son cuatro gatos con los que comparte su hogar, donde pasa los fríos días de invierno ensayando, limpiando su casa para mantenerse en forma, escribiendo las memorias que un día espera publicar y buscando espacios para seguir actuando para poder ser recordada como última vedette de Chile.
CUADRO INFORMATIVO ANEXO
¿Qué es el vodevil?
Según Maggie Lay, el vodevil nace en Francia en el siglo XIX y significa la voz de la villa, la voz del pueblo, en donde los artistas autodidactas que no tenían acceso a los grandes teatros y escuelas de la burguesía creaban sus propios espacios para hacer teatro de humor y entretención para el pueblo y se burlaban de las clases acomodadas. Así nace el burlesque, porque estos artistas se reían burlescamente de la alta sociedad.