El lado oscuro del boxeo callejero y clandestino en Chile

En los últimos años han proliferado diversos espacios de combate en los que no existe una reglamentación adecuada, generando evidentes riesgos.

Piensen en esos momentos en los que han perdido toda la fe de salir adelante. Esa instancia en la cual tu vida deja de tener sentido, en donde empiezas a bajar los brazos y estás a punto de rendirte. Luego de toda esa oscuridad conoces el boxeo, un deporte que en los ojos correctos logras admirar. Un lugar lleno de personas dispuestas a superarse. Si hablamos del boxeo callejero, el que se conoce por no tener reglas y que es algo totalmente distinto a un ring profesional, entramos en un mundo desconocido.

Para tener un poco más de conocimiento sobre esta modalidad clandestina de este deporte, consultamos a personas que tienen un alto conocimiento de la disciplina original, esa que se disputa en una arena con público y como un árbitro color cebra.

El boxeo, reconocido mundialmente como un deporte noble, con reglas claras y un profundo respeto entre los competidores, tiene una contracara sombría en las calles de Chile. El fenómeno del boxeo callejero y clandestino ha ganado notoriedad en ciertos sectores urbanos, generando preocupación entre expertos y aficionados del deporte formal.


El rechazo de la Federación de Boxeo

Eduardo Yarur, metodólogo de la Federación Chilena de Boxeo (FECHIBOX), enfatiza que el “boxeo callejero no existe como actividad en la federación“, destacando que la International Boxing Association (IBA), organismo que regula el boxeo a nivel mundial, no reconoce esta práctica como deporte. Según el especialista, el boxeo clandestino no cumple con las normativas de seguridad que se aplican en los eventos oficiales, lo que lo convierte en una actividad peligrosa.

El problema es que se practica sin reglas“, explicó, contrastando esto con el deporte formal, que cuenta con estrictas normativas de seguridad y valores, como el respeto entre rivales. Además, lamenta que el boxeo se perciba como un deporte violento en Chile, cuando en realidad “no es más peligroso que otras disciplinas de combate como el karate o el judo”.


La violencia en las calles y su impacto en los jóvenes

En Santiago, como en otros puntos del país, el boxeo callejero ha tomado forma entre estudiantes de secundaria. En el Paseo Bandera y otros espacios públicos, alumnos de distintos liceos organizaban peleas informales, que se han vuelto comunes entre los jóvenes. El instructor de boxeo y Muay Thai, Mario Francisco Carvallo Garbona, ve con preocupación esta tendencia. “Es irresponsable darles herramientas a personas que no tienen autocontrol”, comenta el profesional, refiriéndose al entrenamiento informal de boxeo que algunos jóvenes obtienen. Para él, el boxeo callejero es un riesgo tanto para los que participan como para terceros, con lesiones graves como fracturas y daños irreparables, siendo parte de las consecuencias. Carvallo también lamenta la falta de intervención por parte de las instituciones educativas y sugiere que se implementen talleres de deportes de combate dentro de los colegios como una medida preventiva.

“La realidad detrás del boxeo clandestino está teñida de violencia y apuestas ilegales. Según el instructor, estos eventos no solo son peligrosos por las lesiones físicas, sino también por el entorno en que se desarrollan, donde el lucro mediante apuestas clandestinas es el principal motor. Que terceros ganen dinero a través de las apuestas es lo peor de todo”, plantea.

El metodólogo Eduardo Yarur también destaca que el papel de la tecnología y la cultura deportiva en declive, contrastan con el interés en el boxeo y otros deportes de contacto, en favor de actividades sedentarias ha facilitado el auge de prácticas no regladas. “Antes, los jóvenes pasaban todo el día en la calle o en actividades físicas; hoy el teléfono los absorbe”, señaló, añorando los tiempos en que el deporte era parte integral de la vida diaria.

Felipe Altamirano, joven boxeador de 19 años perteneciente a la comuna de La Pintana, comparte su experiencia y su visión crítica sobre el boxeo callejero. “En el boxeo formal entrenas con control, técnico, y bajo supervisión; en la calle todo eso se pierde“, indica, subrayando que las peleas callejeras carecen de las medidas de seguridad básicas y pueden escalar rápidamente en situaciones peligrosas.

Altamirano confiesa haber presenciado peleas callejeras, que, en barrios como el suyo, son eventos desordenados y llenos de agresividad, pero nunca ha participado en una. “Un verdadero boxeador no busca peleas fuera del ring”, afirma con convicción, resaltando la diferencia entre la disciplina del deporte formal y la naturaleza caótica de las peleas clandestinas.


¿Cuál es la solución?

Mario Carvallo cree que la solución a este problema podría radicar en la promoción de deportes de contacto dentro de los colegios.Si les damos a los alumnos acceso a deportes de contacto como el boxeo, podrían canalizar sus emociones de manera saludable”, argumenta. Para él, la falta de oportunidades y espacios seguros para practicar deportes está contribuyendo a que los jóvenes busquen alternativas peligrosas.

Con una cultura deportiva más desarrollada, y un enfoque en los valores positivos que los deportes de combate pueden inculcar, podría reducirse la violencia en las escuelas y evitarse la proliferación de eventos clandestinos y callejeros. “Los colegios deberían mirar estos deportes desde el lado positivo: disciplina, respeto y autocontrol”, concluye.

El boxeo callejero y clandestino es un fenómeno complejo, nacido en gran parte de la falta de oportunidades y espacios para que los jóvenes canalicen sus energías y emociones de forma positiva. Pero este tipo de peleas son un riesgo considerable para los participantes y para la comunidad. Mientras algunos promueven una mayor inclusión de los deportes de combate en las escuelas como una posible solución, queda claro que este es un problema que va más allá del deporte en sí, involucrando cuestiones de cultura, educación y control institucional.


Nota realizada por Diego Rodríguez, Benjamín Muñoz, Maximiliano Asalgado, Álvaro González, Manuel Silva
Fotografía por Photosport

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