El país avanza en la postulación a la cita de 2036. Diversos expertos analizan las posibilidades reales de éxito.
Después de la exitosa organización de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023, se ha planteado la posibilidad de que Chile pueda postularse para albergar los Juegos Olímpicos de 2036. Esta probabilidad se ha comenzado a debatir en círculos políticos y deportivos del país. Aquí, algunos puntos clave sobre este potencial proyecto.
El 1 de junio de 2024, durante la Cuenta Pública, el Presidente de la República Gabriel Boric lanzó una propuesta ambiciosa que capturó la atención de todos los chilenos: la postulación de Chile para ser sede de los Juegos Olímpicos de 2036. En medio de los ecos aún frescos del éxito de Santiago 2023, el país comenzó a soñar más alto, buscando consolidar su rol como anfitrión de megaeventos deportivos de escala global.
A pesar del entusiasmo, Chile enfrenta una competencia importante de países como Indonesia, Polonia, India y Turquía. En particular, Doha (Qatar) es vista como una de las favoritas, debido a su infraestructura avanzada y experiencia en la organización de eventos deportivos globales como la Copa del Mundo de la FIFA Qatar 2022. Se espera que la decisión sobre la sede de los Juegos Olímpicos 2036 se tome antes de Los Ángeles 2028.
Más allá de lo deportivo, la candidatura olímpica nacional representa una visión de desarrollo a largo plazo. El Presidente Boric ha subrayado que este tipo de eventos no solo posicionan al país en el mapa internacional, sino que también fomentan el deporte como un punto de encuentro social y una herramienta de cohesión. El reto es grande, pero la apuesta es aún mayor. Como el propio mandatario dijo, Chile está decidido a “soñar alto”. Y si bien el camino es largo, la ilusión sigue viva.
El reciente éxito deportivo de Chile en París 2024, con la medalla de oro de Francisca Crovetto en tiro al vuelo y la plata de Yasmani Acosta en lucha grecorromana, ha generado un gran entusiasmo en la población. Además, el país obtuvo varios diplomas olímpicos en diversas disciplinas, lo que refuerza el optimismo en torno al futuro del deporte chileno. Estos logros han motivado a muchos a pensar en las capacidades del país para seguir desarrollando el deporte y, eventualmente, postularse para organizar eventos de mayor envergadura, como los Juegos Olímpicos.
Este creciente interés y orgullo por el rendimiento deportivo también podría ser un motor clave para mejorar aún más la infraestructura deportiva, aumentar la inversión en programas de desarrollo de talentos y fomentar una mayor participación en diversas disciplinas a nivel nacional.
Sostenibilidad
Según el ministro de deporte, Jaime Pizarro: “Realizar un evento significativo en nuestro país como son los Juegos Olímpicos trae muchas tareas y deberes, pero también entrega múltiples beneficios. Y por supuesto, que, desde el ámbito social, la práctica deportiva, desde la formación deportiva y la detección de talento es un aporte innegable al desarrollo de nuestra comunidad. Y también quedó demostrado cómo el público se entusiasma con este tipo de eventos”.
Además, Chile cuenta con una red de transporte público eficiente y una creciente oferta de instalaciones deportivas de primer nivel que son el legado de los Juegos Panamericanos Santiago 2023, factores que no solo ofrecieron una plataforma para el deporte, sino que también trajeron una relevante transformación en la infraestructura de la ciudad y del país, lo que beneficiará tanto al deporte de élite como al desarrollo urbano y social en las próximas décadas.
Esta mejora incluye la construcción de nuevas instalaciones deportivas de primer nivel y la modernización de recintos ya existentes, como el Estadio Nacional, el Centro Acuático y el Velódromo. Estas dependencias sirven como base para eventos de gran escala y podrían ser reutilizadas para los Juegos Olímpicos, minimizando los costos de infraestructura nueva.
A pesar de las mejoras, uno de los grandes desafíos para Chile sería el costo financiero de organizar unos JJ.OO. Estos eventos suelen requerir inversiones significativas en infraestructura adicional, alojamiento, seguridad y tecnología. Para un país de la magnitud económica de Chile, esto podría ser un desafío importante, especialmente en un contexto global de incertidumbre económica.
Sin embargo, el territorio nacional podría intentar presentar una candidatura basada en la sostenibilidad y el uso de infraestructuras ya existentes, lo que asoma como un enfoque atractivo para el Comité Olímpico Internacional (COI), que en años recientes ha priorizado la eficiencia y sustentabilidad en sus decisiones sobre sedes.
La medallista de oro, Francisca Crovetto, comenta: “Que se hagan unos Juegos Olímpicos en Chile sería un gran avance en lo deportivo y lo social, ya que este tipo de oportunidades nos demuestra que el país y los deportistas sí están preparados para cosas grandes, como ya se vio reflejado en Santiago 2023”.
“Esto va de la mano con la obtención de medalla y tenemos que centrarnos en la priorización y profesionalización de la práctica deportiva, de la dirigencia deportiva y la vida de los deportistas”, añade.
La postulación de Chile no está exenta de desafíos. La competencia por ser sede de los Juegos Olímpicos es cada vez más intensa, y otros países presentarán propuestas igualmente atractivas. Además, será necesario superar obstáculos logísticos y económicos, así como garantizar el apoyo de la ciudadanía.
Sin embargo, los desafíos también representan oportunidades. La postulación de Chile puede servir como un catalizador para el desarrollo del deporte en nuestro país, fomentando la práctica deportiva en todos los niveles y mejorando la infraestructura deportiva existente.
Los demás impactos
Si Chile lograra organizar los Juegos Olímpicos, el impacto no solo sería deportivo, sino también cultural, económico y social. Sería una oportunidad para consolidar a Chile como un centro regional e internacional de eventos deportivos y para promover el turismo, la inversión extranjera y el desarrollo urbano.
El periodista de canal 13 y TNT Sport, Ignacio Valenzuela, detalla que: “Este sería el hito más importante del deporte nacional por la gran cantidad de países que vienen, la inversión que hay que hacer es algo inimaginable con la cantidad de inversión, ya sea en infraestructura deportiva, hotelería y aeropuerto. Es una logística absolutamente distinta comparado con el Mundial del 62 donde solo vinieron 16 países”.
La organización de unos Juegos Olímpicos requiere un amplio respaldo político a nivel nacional. Sería necesario que tanto el gobierno central como los municipios involucrados trabajen en conjunto para llevar a cabo el proyecto.
Además, la ciudadanía debe estar involucrada y apoyar la candidatura para evitar controversias y manifestaciones en contra, como ha ocurrido en otras ciudades. Las consultas populares y un enfoque en el beneficio a largo plazo de la infraestructura y las inversiones serían cruciales para mantener el apoyo social.
“Culturalmente, yo quiero creer que sí. Y si se da, hay tiempo para aprender un buen parámetro es lo que paso en Santiago 2023, donde se demostró como país que sí hay respeto por los deportistas y las demás delegaciones. La base ya existe, por lo que pasó en octubre pasado en los Juegos Panamericanos”, destaca Valenzuela.
Los Juegos Olímpicos atraen la atención mundial, lo que brinda una oportunidad única para aumentar el turismo y mejorar la imagen internacional de Chile. Se podría aprovechar para promover el patrimonio cultural, la gastronomía y los paisajes naturales del país, lo que tendría un impacto positivo a largo plazo.
En términos de economía, los Juegos Olímpicos podrían generar empleos temporales en sectores como la construcción, el turismo y los servicios, además de estimular la inversión extranjera. Sin embargo, es esencial que el gasto esté bien controlado para evitar problemas de endeudamiento o una “burbuja” económica que colapse tras el evento.
Además de las mejoras en infraestructura, los Juegos Olímpicos podrían servir para impulsar el deporte en Chile, tanto en términos de participación masiva como de desarrollo de atletas de alto rendimiento.
El legado olímpico tiene el potencial de transformar una ciudad o un país de manera positiva en múltiples niveles, desde el desarrollo deportivo hasta la infraestructura urbana y el crecimiento económico. Sin embargo, para que este legado sea sostenible y beneficioso, es necesario un enfoque estratégico, planificación a largo plazo y una gestión eficiente de los recursos. La clave está en asegurar que las inversiones realizadas para los Juegos beneficien a la población en el futuro y que las mejoras no se limiten a los días del evento, sino que tengan un impacto duradero en la sociedad.
Actualmente, la postulación es solo una idea en discusión. Para convertirse en una realidad, Chile ya formalizó su interés ante el Comité Olímpico Internacional (COI) dentro de los plazos establecidos. Actualmente se encuentra en la etapa de diálogos continuos y en los próximos meses se espera una reunión en Suiza con Thomas Bach, presidente del COI. De seguir avanzando, los próximos pasos que vendrían son la creación de un comité organizador, la presentación de un plan financiero y de infraestructura, y el aseguramiento del apoyo de todos los niveles de gobierno.
Organizar unos Juegos Olímpicos en Chile asoma como un proyecto de enorme envergadura que podría transformar el país en muchos aspectos, desde la infraestructura hasta la economía y el deporte. Sin embargo, también implicaría importantes desafíos logísticos y financieros. Con una planificación adecuada, un enfoque en la sostenibilidad y un legado positivo para el país, Chile podría aspirar a ser sede de los Juegos Olímpicos, aprovechando su experiencia en los Panamericanos y otros eventos internacionales. La ilusión ya está en marcha.