La Academia comunica la sensible partida del profesor Enrique Martini Araya símbolo de la carrera de Periodismo UAHC

Dos días después de cumplir 91 años falleció el profesor y periodista Enrique Martini Araya. El querido y respetado académico de la Escuela de Periodismo de la UAHC deja una imborrable carrera como profesional dentro y fuera de los medios, donde es recordado por su gran humor y cercanía. Redactor en prensa deportiva, política, corresponsal y jefe de comunicaciones en CORFO hasta el Golpe de Estado, Martini fue también miembro del Directorio del Círculo de Periodistas de Santiago, dirigente del Consejo Metropolitano y de la Organización Internacional de Periodistas (OIP).

Si bien realizó labores académicas hasta el año 2018 en la Universidad dirigiendo tesis a estudiantes de periodismo, nunca se desvinculó del oficio. En 2017 colaboró en la publicación del libro “Mi 11 de septiembre” (LOM), donde diversos cronistas recordaban la trastienda, ejecución y periodo posterior al Golpe Militar y visitando regularmente la UAHC. Su hija Gabriela cuenta que siempre siguió siendo un gran crítico de la disciplina y el devenir nacional, pero siendo muy propositivo a la vez. Incluso llegó a reunir a otros colegas jubilados para prestar una urgente asesoría en comunicaciones al actual gobierno, recuerda.

También fue el impulsor del primer Boletín de la Academia que, desde su enfoque amplio, le permitía  fortalecer la identidad y misión académica, recuerda el profesor Felipe Cisterna, jefe de la carrera para quien Martini marcó fuertemente la década del 2000 como un símbolo fortaleciendo el legado de la profesora fundadora de la carrera Irene Geis, también fallecida recientemente. “Siempre fue muy recordado por los/as egresados/as por su gran ánimo por la tertulia y la conversación con los/as estudiantes desde su perspectiva de que las clases también se impartían fuera del aula”, señala.


“También era famoso por su célebre fotografía junto al Che Guevara y el billete de un rublo que portaba en la billetera que nos mostraba cuando pasaba a vernos y a conversar relajadamente”, agrega el diseñador de la Academia, Jorge Leiva, que colaboraba con Martini en la impresión del boletín de la Academia que se publicó mendualmente con un tiraje de entre 500 y 1.000 ejemplares durante muchos años. “Era una labor muy entretenida. Recopilaba la información de todas las actividades de las carreras, de la Rectoría y de la Universidad, las publicaciones de los investigadores y docentes. Muchas veces esas actividades eran fuera de mi horario laboral, pero la difusión del quehacer universitario siempre ha sido y será muy importante”, explica el mismo profesor Martini en entrevistas de los archivos de la carrera en que impartió los ramos de Periodismo Interpretativo, de Opinión, Redacción Periodística y realizó la coordinación de prácticas profesionales.

Curiosidad por las nuevas generaciones

Su compromiso con el periodismo y militancia en el Partido Comunista -desde los años 20- le costó persecución y maltrato desde la publicación de la funesta “Ley de Defensa de la Democracia” y más tarde el exilio en Argentina y Checoeslovaquia donde se radicó junto a su familia. De vuelta en Chile, también es recordado por su trabajo periodístico en favor de la libertad de expresión y contra las violaciones a los derechos humanos. Los mismos colegas del Colego de Periodistas que lo reconocieron en 2014 por su trayectoria, recuerdan las reiteradas veces que fue detenido y sacudido por la fuerza policial en hitos como el funeral de José Manuel Parada y actividades a fabor del retorno a la democracia.

Su esposa, María Matilde Armengol, falleció en abril de 2021 y le sobreviven hoy sus tres hijos Camilo, Florencia y Gabriela. Parte de un hogar marcado por el mismo humor con que sus pares y estudiantes recuerdan a Martini. “Nos contaba que cuando los estudiantes lo abordaban con diversas explicaciones cuando no cumplían con tareas o plazos, él les contestaba desde el humor. Su humor era increíble, aunque muchas veces incomprendido. Quizás era muy sarcástico, pero en general mi papá fue una muy íntegra, capaz de tener distintas facetas que convivían armónicamente para expresar sus particularidades como profesor, amigo o militante”, destaca Gabriela. “Pero en cada una de esas facetas había compromiso, cariño y cercanía. Una gran curiosidad que le permitía llegar bien en muchos lugares, porque siempre tuvo mucho interés en escuchar y comprender a las nuevas generaciones”, agrega.


En tanto, el profesor Luis Campos, director DIP, señala que pudo compartir recientemente con él para las Fiestas Patrias: “Ahí volví a escuchar esas historias de cuando estuvo con el Che Guevara, de lo que sucedió en el Golpe de Estado, de sus tiempos de reportero. Y pude agradecerle el haber aprendido de él la necesidad de comunicar, de salir del artículo académico y llegar a públicos masivos, afinar el olfato y crear/descubrir las noticias. Para el dieciocho de septiembre de este año nos vimos por última vez y compartimos un asado y unas copas de vino. Estuvo igual que siempre y a sus noventa años no cesó un minuto de contarnos sus historias, con su abrigo largo, su mirada inquieta y su eterna sonrisa”, recuerda.

Era muy común encontrarlo en el mesón de la biblioteca de Condell, donde Martini compartía con los/as funcionarios/as o se actualizaba con otros profesores/as a quienes comentaba sus impresiones sobre columnas de opinión en medios con agudeza, humor pero total interés por la producción académica. Llegó a tener su propio espacio en la biblioteca para su lectura y trabajo ” a la antigua” con cuadernos y libretas, recuerdan. Iba en persona a entregar los ejemplares del Boletín de la Academia y a solicitar recomendaciones literarias para su esposa María Matilde, quien era una gran lectora.

Fanático del tango, de la música italiana y española antifascista o Silvio Rodríguez y el club deportivo Universidad de Chile, “el profesor Martini se fue rápido. Esta vez no se detuvo para comentar la última primicia que con olfato de reportero captaba todos los días. Y cuando no había nada que contar iniciaba su periplo por las Escuelas buscando la noticia que publicaría luego en el Boletín Academia. Así lo conocí, en los pasillos de la UAHC, siempre con esa sonrisa y ese buen humor que lo caracterizaban”, se despide el profesor Luis Campos.

El profesor Martini Araya, quien deja un gran legado profesional y docente como parte fundamental de nuestra carrera de periodismo, será velado desde 16 horas horas de hoy en Casa Museo Michoacan, Lynch Norte 164, Comuna de La Reina. Un espacio donde esperan haya memorias y música, probablemente la canción “El Necio”, su favorita de Silvio Rodríguez, que expresa un aura de compromiso y tosudez ante la defensa de las ideas sociales que marcaron su oficio:

Yo quiero seguir jugando a lo perdido/
Yo quiero ser a la zurda más que diestro/
Yo quiero hacer un congreso del unido/Yo quiero rezar a fondo un “hijo nuestro”/
Yo me muero como viví

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