Deconstrucción de la cultura en el Romanticismo: Por Giordano Antonelli Villavicencio

Uno de los momentos históricos más importantes en el desarrollo de la cultura y las artes sin dudas fue el romanticismo. Nunca los músicos habían tenido tanta libertad y deseos de expresar sus emociones, sentimientos y deseos y por tanto, se convierten en creadores que se dejan guiar por su propio mundo interno, más allá de las normativas culturales impuestas.

Es por eso que considero que la verdadera importancia del romanticismo radica en la propia deconstrucción que trajo consigo al mundo de la cultura, la cual comenzaba a dejar de ser apropiada y dirigida por los sectores altos de la sociedad, quienes se veían con el derecho de decidir que era aceptable desde el punto de visto estético hasta el histórico, como una forma de dominación cultural.

La definición de “cultura” más reconocida es la del antropólogo Edward Tylor, que en 1871 dio la primera definición de este concepto basado en la antropología: “La cultura, en su sentido etnográfico, es ese todo complejo que comprende conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres y cualesquiera otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad”[1].

Esta descripción fue importante ya que rompía el concepto original de “cultura”, la cual era usada básicamente para diferenciar racial y socialmente a la población, entre la gente que poseía “alta cultura” – es decir, acceso a la educación, a las finas artes y de buenas costumbres – de la gran masa sin cultura, que por cierto, antes del siglo XVIII era mayoría.

Es así como podemos señalar que durante este movimiento los artistas dejarían de ver a las castas superiores como ejemplos a seguir y comenzaron a enfocarse en la cultura proveniente del mundo popular, de lo que sucede a su alrededor y también, sus propias inquietudes sociales y políticas. En lo personal, considero que es importante porque el rechazo a la cultura oficial significa también el desarrollo de la identidad tanto personal como colectiva. Es decir, es la búsqueda de su propia autodeterminación.

Así podemos ver un importante aspecto relacionado con el ejercicio nostálgico de redescubrir identidad: la conformación de una mirada nacionalista. Es así como los artistas de este periodo sentían interés en recuperar la memoria histórica de sus países, cuyo énfasis no estaba puesto con una mirada académica, sino en la identidad del pueblo.

Esta autodeterminación dejaba entonces al autor como el máximo creador de sus obras. Creo que un buen ejemplo de ello es la obertura de 1812 del músico ruso Piotr Ilich Tchaikovski, de 1880. Es cierto que esta obra parte por un encargo del zar Alejandro II para conmemorar la victoria del ejército ruso en contra de las fuerzas armadas francesas dirigidas por Napoleón, sin embargo, es interesante la impronta de energía que le dio Tchaikovski, donde muestra su propia mirada del evento con una propuesta casi teatral.

La obra comienza de manera bastante tranquila, casi tímida; un movimiento musical que representa los avances de la resistencia rusa y que cada cierto tiempo es interrumpido por referencias a la Marsellesa – aludiendo a los ataques del ejército francés –. Los movimientos musicales que evocan al ejército ruso van creciendo de manera progresiva, y esto también se demuestra por la disminución de las citas al himno francés; para finalmente representar la victoria con un estruendoso cierre – con ruidos de cañones incluidos – que hasta el día de hoy es recordada y usada en cuanto evento de Año Nuevo existe.

En conclusión, considero que esta mirada de los autores de la época en verse a sí mismo como creadores, como pequeños dioses que son capaces de crear sus propios mundos, lo que les daba una gran fuerza y espíritu de autosuperación. Podían componer por su propia cuenta obras para el público masivo, donde tenían la posibilidad de expresarse sin ningún límite y, además, mirar a largo plazo, ya que sus composiciones les permitirían ser recordados para la eternidad y no sólo quedar en música restringida para casamientos, funerales o el capricho de un mecenas.

[1] Barroso Luna, R. (2013). El concepto de la Cultura: definiciones, debates y usos sociales. Revista de Clases e historia, (2), 2.

Trabajo realizado por alumnos de la carrera de periodismo en el curso Área de especialización en Arte, impartido por la docente Patricia Diaz Inostroza. Autora/Estudiante: Giordano Antonelli Villavicencio

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